Una
espesa capa de barro, coches arrastrados por el agua, árboles
derribados y escombros de casas y edificios destruidos son una
constante en las imágenes que la televisión filipina proporciona
sobre la situación de la ciudad. Se pueden apreciar cientos de
cadáveres tendidos en las calles. «No
hay electricidad, no hay agua potable, ni comida, nada. La gente está
desesperada»,
declaró el ministro filipino de Defensa, Voltaire Gazmin.
La prensa ha respondido a esta catástrofe con titulares como:
- El triple de fuerte que el “Katrina”. (La voz de Galicia)
- El tifón más importante del 2013. (El país)
- Si esperamos a la burocracia no quedará nadie con vida. (El Mundo)
- Filipinas declara el estado de emergencia en Tacloban. (La voz de Galicia)
- Filipinas se asoma a la mayor catástrofe de su historia tras el paso del tifón Haiyan. (ABC)
- El oscuro capítulo de los tifones. (La voz de Galicia)
Según los datos del Gobierno, en el país hay 4,3 millones de
personas afectadas. De los 800.000 evacuados, muchos han perdido
todas sus posesiones y 330.000 se encuentran en refugios de
emergencia. Ahora, con los daños aún pendientes de evaluar y con
buena parte de las comunicaciones cortadas al igual que servicios
básicos como la luz y el agua, Filipinas espera la solidaridad
internacional. Muchos países, entre ellos España, han ofrecido ya
su colaboración.
La
Cruz Roja teme que los niños filipinos desamparados por la tragedia
caigan en manos de redes de tráfico de menores. Por eso, desde la
organización se ha subrayado la necesidad de "localizar,
identificar y mantener en espacios seguros" a los 1,7 millones
de menores
que viven en las zonas afectadas por el tifón, como paso previo a
que puedan ser reagrupados con sus familias. Este es uno de los
riesgos por los que muchos países, entre ellos España, han ofrecido
ya su colaboración.
Artículo
escrito por Begoña
Esteban.
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