Se dice que las
vidas de Miguel de Cervantes y William Shakespeare estuvieron llenas
de coincidencias. Estos dos genios, también conocidos como el Manco
de Lepanto y el Bardo de Avon, son considerados los autores más
importantes de la historia de la literatura.
Aunque se cuenta
que el Día Mundial del Libro se celebra el 23 de abril para
conmemorar la muerte de estos dos escritores, eso no es cierto:
Cervantes y Shakespeare murieron en días diferentes del mismo año.
Las obras de
estos dos autores son muy diferentes: Shakespeare prefiere temas como
el amor imposible, lo inalcanzable y lo puro; mientras que Cervantes
cultiva todos los géneros dotándolos de ligeros destellos
humorísticos.
La obras más
representativas de Shakespeare y Cervantes son Romeo y Julieta y Don
Quijote respectivamente. En ambas se presentan dos clases sociales:
- La alta sociedad, con personajes que tienen un alto nivel de cultura, educación y respeto. En la obra de Shakespeare, esta clase social está representada por las familias Montesco y Capuleto; en la novela de Cervantes es Don Quijote quien simboliza la clase alta.
- La baja sociedad, con personajes que tienen un bajo nivel de educación y cultura en general. Sancho Panza es el escudero ignorante y sencillo que acompaña a Don Quijote y representa la incultura de la clase baja de la época.
William
Shakespeare utiliza un vocabulario muy amplio y desarrollado y lo
pone en boca de la mayoría de los personajes de sus obras,
otorgándoles un alto nivel socio-cultural.
Sin embargo,
Cervantes no utiliza siempre este estilo. En el caso de Don Quijote
su vocabulario es maleable: el protagonista emplea en ocasiones un
registro vulgar para que Sancho Panza le pueda entender.
Mientras que
Shakespeare da más Romanticismo y seriedad a las conversaciones que
establecen sus personajes, Cervantes, en el caso de Don Quijote,
emplea toques humorísticos y frases con doble sentido.
A pesar de las
diferencias que hemos estudiado, William Shakespeare y Miguel de
Cervantes ocupan un lugar de privilegio en la historia de la
literatura gracias a su talento y capacidad de innovación. Sin estos
autores, que han dejado un legado extraordinario, la novela y el
teatro no serían lo que son hoy.
Begoña
Esteban y Andrea Monedero
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