como
para escribir sus pensamientos,
que
lo haga y que no desperdicie el honor
sino
más bien que lo exhiba”
Biografía
Fue
una
escritora
medieval,
poeta, prosista y humanista francesa. Nació en Venecia en 1364. Su
padre era un importante médico veneciano, llamado a Francia por
Carlos V cuando ella era niña. Fue instruida por su padre en el
conocimiento de los clásicos, el amor, la literatura y las ciencias.
A
los 15 años se casó con uno de los secretarios del rey, del cual
estuvo muy enamorada.
A
los 25 años perdió a su padre y a su marido, y tuvo que sacar
adelante a sus 3 hijos pequeños y a su madre. Su don para la
escritura la ayudó, ya que vendió sus recopilaciones de poemas,
tratados morales, políticos e históricos.
Era
feminista, culta, valiente, solidaria y llena de talento. Inició un
intenso debate -la “querelle des dames”- con algunos de los
sabios más reconocidos de sus tiempos, entorno a la condición
femenina: escribió que las mujeres podían ser inteligentes,
virtuosas y valientes, y no necesariamente estúpidas y viciosas. Destacamos
su obra en prosa en la que defiende a las mujeres frente a las
calumnias de Meung en el Roman
de la Rose. En
esta obra
también
se incluyen Epístola
del amor, para
oponerse a las actitudes cortesanas, y La
ciudad de las damas,
que habla de las hazañas heroicas de las mujeres.
Su
autobiografía La
visión de Christine,
replica a sus detractores.
Fue
la primera mujer que vivió de la literatura. Murió en 1430.
La
ciudad de las damas
“Tu padre, gran sabio y filósofo, no pensaba que por dedicarse a la ciencia fueran a valer menos las mujeres. Al contrario, como bien sabes, le causó gran alegría tu inclinación hacia el estudio. Fueron los prejuicios femeninos de tu madre los que te impidieron durante tu juventud profundizar y extender tus conocimientos, porque ella quería que te entretuvieras en hilar y otras menudencias que son ocupación habitual de la mujeres”.
Inma García Reyes.
“Tu padre, gran sabio y filósofo, no pensaba que por dedicarse a la ciencia fueran a valer menos las mujeres. Al contrario, como bien sabes, le causó gran alegría tu inclinación hacia el estudio. Fueron los prejuicios femeninos de tu madre los que te impidieron durante tu juventud profundizar y extender tus conocimientos, porque ella quería que te entretuvieras en hilar y otras menudencias que son ocupación habitual de la mujeres”.
Inma García Reyes.
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