miércoles, 13 de abril de 2016

DÍA DE LA MUJER

Ellas sufren el doble

Se enfrentan a la discriminación de género, a la violencia sexual ya la explotación.



Hoy, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer. En este artículo me centraré en escribir acerca de las mujeres refugiadas y desplazadas.


Según datos recogidos por la ONU, alrededor de la mitad de las personas desarraigadas en todo el mundo son mujeres y niñas. Ellas no tienen la protección de un hogar y a veces ni siquiera cuentan con un entorno familiar. Otras han tenido que dejar sus casas, sus pueblos y ciudades debido a guerras, a persecución política o religiosa y a catástrofes. Algunas tienen que huir de su país y se convierten en refugiadas, al igual que las miles de sirias que llegan a Europa y otras se trasladan a otras zonas algo más seguras dentro de sus propias fronteras. Al fin y al cabo, todas sufren situaciones de vulnerabilidad. No sólo por su condición de refugiadas o desplazadas, sino por cuestión de género.

En este día creo que es necesario recordar todo lo que queda por luchar para alcanzar una igualdad real. La discriminación y la violencia de género nunca acaban, la brecha salarial continúa y las mujeres siguen siguen siendo minoría en los puestos directivos. Además, continúan siendo las encargadas mayoritariamente de los cuidados de niños, ancianos y de las labores domésticas.



A todos estos problemas, las refugiadas y desplazadas suman otras formas de discriminación, como las tradiciones del patriarcado, un alto grado de violencia, también sexual, el estigma y la explotación laboral. Ellas se enfrentan a amenazas durante el viaje de huida.



Las organizaciones que trabajan en esas situaciones alertan de que las refugiadas, desplazadas y emigrantes sufren violencia, agresiones, explotación y acoso sexual durante su huida, incluso cuando están en territorio europeo. Amnistía Internacional detalla en uno de sus últimos informes especializados que los traficantes de personas eligen a las mujeres que viajan solas sabiendo que son más débiles. "Cuando no tienen recursos económicos para pagar su viaje, a menudo intentan coaccionarlas para que tengan relaciones sexuales con ellos", explican.



Además, muchas sufren ataques en los centros donde se resguardan o en los asentamientos donde tratan de subsistir. La falta de intimidad incrementa el riesgo de sufrir abusos; en la mayoría de los casos no hay cerrojos en las puertas y las letrinas e instalaciones para dormir son comunes para hombres y mujeres. La falta de iluminación también contribuye a la inseguridad, y las propias mujeres cuentan que si salen cuando está oscuro, se arriesgan a ser agredidas.

Más de 26 millones de mujeres y adolescentes necesitan asistencia humanitaria en todo el mundo. La ONU calcula que esta cifra representa a uno de cada cuatro solicitantes de asilo. Sin embargo, apenas hay atención especializada para ellas. La falta de atención obstétrica y neonatal, los suministros para partos sin riesgos, la anticoncepción (también de emergencia), la prestación de retrovirales o la atención para quienes han sufrido violencia sexual escasean. La Agencia de la ONU para la Población y Desarrollo (UNFPA) estima que sólo el 5% de la ayuda humanitaria se destina a la salud sexual y reproductiva, una necesidad básica para mujeres y niñas.





Ana Jaramillo Vela



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contador de visitas