La semana pasada, los estudiantes de
toda España nos encontramos con una semana de tan solo tres días lectivos,
alegría sin duda para muchos, ya que todos los mayores de 14 años estábamos en
pleno derecho de no asistir a clase esos dos días de huelga (miércoles trece y
jueves catorce).
Y en nuestra ciudad, todo organizado por los sindicatos de estudiantes
de diversos institutos, nos encontramos con un encierro en la Facultad de
Filosofía y Letras el primer día de huelga y con una manifestación por todo el
casco antiguo el segundo.
He de decir, que no acudí al encierro en la Facultad, pero como se nos
informó de lo que implicaba, sé que supuso los preparativos para la
manifestación que se llevó a cabo el día siguiente, tanto como pancartas,
cánticos y todo lo que necesitaba ser previsto.
Y la cuestión más importante de todo esto, ¿por qué? ¿Cuáles eran los
motivos de la manifestación? En un principio, protestar en contra de la ley
LOMCE, tan temida por toda la comunidad educativa, supuestamente suspendida,
pero buscando su derogación; así como la 3+2, otra estricta normativa que busca
un mayor gasto económico por parte de los estudiantes universitarios, en muchos
casos imposibilitándoles los estudios, y lo que implica, eliminar un año de
grado de universidad (pasando de cuatro a tres) y obligar a tener dos años de
máster, a precios imposibles para la mayoría.
Es cierto, estoy de acuerdo con su protesta, ya que supondría un
terrible menosprecio hacia los jóvenes de hoy en día, y un prácticamente
incumplimiento de nuestro derecho a la Educación, bueno, tan solo proponiéndolo
en una calidad penosa y minimizándolo al máximo... Pero también creo, que en el
día de la manifestación se aprovechó demasiado la ocasión para reivindicar una
serie de cosas completamente diferentes a los que suponían los objetivos
principales de la misma, que no significa que no esté a favor de ellos, tan
solo que en mi opinión les restaban seriedad e importancia a las razones por
las que en verdad estábamos ahí. Tales como la propuesta de república, viendo
banderas e incluso camisetas con sus colores, o la disminución del precio del
transporte público, por el cual sinceramente no creo que se pueda hacer mucho.
Ferrán Pastor Pérez
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