... UNA VERGÜENZA MUNDIAL
En
esta noticia, hablaré acerca de un tema muy actual en nuestra
sociedad. Se trata de los paraísos fiscales.
En
primer lugar, definiré qué es un paraíso fiscal. Según la RAE, es
un país
o
territorio
donde
la
ausencia
o
parvedad
de
impuestos
y
controles
financieros
aplicables
a
los
extranjeros
residentes
constituye un eficaz incentivo para atraer capitales del exterior.
Para
los profesionales de la Hacienda Pública Española, son territorios
de baja a nula tributación que, mediante normas específicas
internas, garantizan la opacidad de las transacciones, con la
ausencia absoluta de registros, formalidades y controles.
En
los años 60, se sitúa el origen de los paraísos fiscales, pero en
los años 80 se produce un impulso de la fuga internacional de
dinero.
El
desarrollo de las nuevas tecnologías conlleva la globalización de
la economía dando lugar a una mayor circulación de capitales y a su
vez un menor control del mismo.
• Poseen escasos o nulos convenios con otros países, en materia tributaria.
• Ofrecen a empresas y ciudadanos protección del secreto bancario y comercial.
• No poseen normas de control de movimientos de capitales (origen o destino). Esto permite el blanqueo de dinero y reciclaje de capitales.
• Tienen un sistema que permite la convivencia de un régimen tributario para los nacionales y otro para los extranjeros.
• Poseen una infraestructura jurídica, contable y fiscal que permite la libertad de movimiento de personas y bienes.
Podemos encontrar paraísos fiscales en todo el mundo, de hecho hay varios paraísos fiscales por continente. Existe una creencia errónea al pensar que los paraísos fiscales se encuentran en países lejanos o exóticos, islas pérdidas, etc..., pero por poner ejemplos, los hay en Europa: la Isla de Man, o Jersey, islas situadas en el Canal de la Mancha, Andorra, Gibraltar o Mónaco. Aunque también encontramos países como Panamá, Bahamas, Bermudas, islas del Índico...
Son innumerables las ventajas fiscales que reciben las empresas o ciudadanos que se domicilian allí. Podemos enumerar la exención parcial o total del pago de impuestos, o también ofrecer leyes o normas que no permiten el intercambio de información para propósitos fiscales con otros países
A
finales del siglo XX, se estimó que la mitad del comercio mundial
pasaba por paraísos fiscales; a inicios del siglo XXI el valor del
capital depositado en estos territorios superaba los 11 billones de
euros. Según un informe de la ONG Intermon Oxfam, esta cifra se ha
elevado a 24 billones de euros, esto significa que un tercio de la
riqueza del mundo está oculta en paraísos fiscales. Esta ONG
considera que la pobreza del mundo se combatiría con 90.000 millones
de euros. Datos que dan para pensar mucho y mal.
Un
paraíso fiscal puede
ser disfrutado tanto por personas
físicas como por jurídicas.
Las personas físicas (por ejemplo, artistas, deportistas, famosos o
jubilados) gozan de los privilegios de un paraíso fiscal residiendo
en ese país (a veces no es condición). En estos lugares se evitan
las cargas fiscales (pagar impuestos), pero también se pueden
planificar herencias y legados. Las
personas jurídicas
se aprovechan de la no sujeción al impuesto de beneficios obtenidos
por compañías constituidas en esos países, de la libertad de
movimientos de capitales y de los dividendos que
La
existencia de paraísos fiscales perjudican a los países y sobre
todo a los más pobres.
Como sucede en la mayoría de los ámbitos de la sociedad, los pobres son los más vulnerables ante estas situaciones. Una razón es porque sólo las élites adineradas pueden eludir sus obligaciones impositivas. Estas personas y empresas multinacionales siempre encuentran la manera de obtener beneficios y ventajas competitivas. Además, el secreto bancario facilita el blanqueo de dinero de hechos ilegales, corruptos, de venta ilegal u otros delitos. Y, por supuesto, estas acciones contribuyen a aumentar la crisis financiera y a destruir empleo y producción en algunos países pobres.
La existencia de paraísos fiscales y la evasión de impuestos en regiones ricas y pobres imposibilitan la recaudación impositiva, dinero que podría utilizarse para fines sociales y para el crecimiento y desarrollo económico de estos países.
Todo lo anterior se refleja en este período de crisis económica que vive España. Con el dinero que está fuera de él y al no pagar impuestos, el Estado no recauda y esto repercute en todos nosotros. La inversión es menor y se nota en la Educación, en Sanidad y en todos los recortes que hemos sufrido y que podrían haber sido de menor intensidad si todos, sobre todos los ciudadanos y las empresas pagasen sus impuestos en España.
Como conclusión, me atrevería a decir que en su vocabulario no existen las palabras solidaridad ni la palabra contribuir.
Ana
Jaramillo Vela, 4º A
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