Pablo
Picasso (1881-1975) fue claramente un artista del siglo XX que conoció los
grandes progresos científicos y técnicos de la humanidad, pero vio también cómo
eran usados a favor de la guerra y la destrucción. Preocupado por lo que
sucedía a su alrededor, quiso profundizas en el sentido de la existencia y
ofrecer un testimonio fiel de su tiempo y de los problemas e inquietudes de los
seres humanos.
Ciencia y caridad, 1897 |
El
pintor, nacido en Málaga, es considerado universalmente como unos de los
grandes maestros del siglo XX, tanto por sus dotes excepcionales en la pintura
como por su inagotable capacidad de crear nuevas propuestas artísticas,
renovando constantemente su obra.
De
este modo, el genio creativo de Picasso le permitió no encerrarse en una
corriente, y a lo largo de su vida, su estilo fue cambiando de manera constante
y evolucionando para crear nuevas formas expresivas.
Picasso
empezó a pintar desde muy joven, alentado por su padre que era profesor de
Bellas Artes. Empezó desarrollando una pintura académica y tradicional, en la
que pronto destacó como gran dibujante. En 1895 se trasladó con su familia a
Barcelona, donde entró en contacto con el círculo de pintos más vanguardistas
del momento.
El viejo judío, 1903 |
El sueño, 1932 |
Sus
profundas inquietudes llevaron al joven Picasso a París, donde se impregnó de
las nuevas propuestas pictóricas en un momento de grave crisis personal. Por
eso, su obra presente un tono dramático, con personajes escuálidos y vencidos
por la pobreza, pintados con una monocromía azul. Después, pasó del azul al
rosa y su mundo de mendigos fue sustituido por acróbatas y arlequines de circo.
En
su búsqueda de nuevos caminos para el arte, Picasso abandonó la pintura figurativista
y empezó a investigar las posibilidades de la geometría. De este modo, trata a
las personas y los objetos como unas máquinas más del mundo de la técnica y las
incorpora a los utensilios y aparatos que forman parte de la vida cotidiana. En
esa época, Picasso manifestó: “no pinto las cosas como las veo, sino como las
pienso”. También se adentró en el mundo del surrealismo, pintando formas
distorsionadas, representando lo monstruoso y evocaciones mitológicas.
Mujer llorando, 1937 |
Las Meninas, 1957 |
La
Guerra Civil Española causó un gran impacto en el pintor, que intentó expresar
en sus lienzos un profundo sentimiento de angustia y dolor, convirtiendo los
rostros humanos en una serie de elipses y ángulos.
Finalizada
la guerra, se inició un periodo de calma en el arte picassiano. Se trasladó a
vivir a Francia, a orillas del Mediterráneo, donde desarrolló las etapas
creativas más fecundas de su vida. Pintó palomas y balcones abiertos al mar,
que reflejaban su “alegría de vivir”. Más adelante desarrolló la serie Las
Meninas, en las que interpreta el arte de Velázquez con las formas y los
parámetros de su estilo.
Artículo escrito por Javier Candón Cifuentes.
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