lunes, 2 de junio de 2014

El desembarco de Normandía

Se cumplen 70 años desde aquel 6 de Junio de 1944, “El Día D”. Se toma como el día más importante del siglo XX. Todo lo sucedido con anterioridad condujo a ese día y todo lo sucedido después fue consecuencia suya. En aquel episodio de la Segunda Guerra Mundial, infinidad de hombres sacrificaron sus vidas por un muro que había convertido a Europa en una fortaleza, el Muro Atlántico. Una fortificación de tal magnitud, que sólo el ataque más ambicioso y audaz de la historia de la guerra sería capaz de vencerla.


En 1941, la derrota a la maquinaria bélica de Hitler era casi inimaginable. La guerra relámpago nazi había tomado Europa en un abrir y cerrar de ojos. Tras fracasar en un intento por la rendición británica, Hitler optó por solucionar primero el frente ruso, pero tendría que proteger mientras tanto unos cinco mil kilómetros de costa a poniente. Para ello, se formuló una defensa que cubriera cada kilómetro de costa desde el Círculo Polar Ártico hasta los Pirineos.


La declaración de guerra de Hitler a los E.E.U.U. provocó el acuerdo de las potencias aliadas para derrotar a Alemania antes que a Japón, y casi inmediatamente, se debatió la invasión de Europa. Todo rondaba alrededor de un plan con años de preparación para entrar en el continente por el Canal de la Mancha y llegar a Berlín.


Para la construcción de más de quince mil posiciones defensivas a lo largo de la costa, se vertieron más de trece millones de metros cúbicos de hormigón reforzados con millones de toneladas de acero. Los muros de tres metros y medio de espesor, eran tan gruesos que podían soportar bombardeos directos sin recibir prácticamente ningún daño. Se levantaron inexpugnables emplazamientos artilleros suministrados por vía férrea.


Mientras tanto, los aliados planeaban la operación secreta “Overlord” dirigida por el comandante supremo Eisenhower, encargada de penetrar Europa. Cinco divisiones tendrían la tarea de invadir Normandía, donde las defensas alemanas eran de menor magnitud y un ataque era más inesperado por su lejanía a Alemania y su falta de puertos de calado profundo. Una división de infantería consume quinientas toneladas al día. Pero lo que los alemanes no sabían es que los aliados pensaban llevar los puertos con ellos. Los llamados “moreras”, serían puertos formados por barcos viejos que se hundirían en alta mar que servirían de rompeolas y desde los que se tenderían muelles flotantes hasta la orilla. Desde cada morera se podrían suministrar diez toneladas diarias.


Los bombardeos aliados a las industrias y estaciones ferroviarias alemanas, forzaron la retirada de la Luftwaffe a Alemania para su defensa. Esto daba la superioridad aérea aliada casi total sobre Francia. Para los alemanes cada vez estaba más claro que no podían ganar la guerra y se vio al fuerte Muro Atlántico como una manera de forzar las negociaciones de paz pues poco a poco se iba sabiendo de los crímenes alemanes, y eso imposibilitaría una rendición incondicional. Para reforzar el muro, en las playas se fueron colocando una serie de obstáculos: espárragos de Rommel, kilómetros de alambre, puertas belgas, erizos, estacas, nidos de ametralladoras, etc. En ocho meses se plantaron casi cinco millones de minas a lo largo de las playas.


Mediante la operación “Fortaleza”, los aliados engañaron a base de contraespionaje, propaganda falsa y armamento y vehículos de goma a los alemanes sobre el momento, el lugar e incluso el mando de la operación de asalto.


Llegó “El Día D”. A medianoche comenzaron a llover las tropas de élite detrás del muro que se encargarían de asegurar los puentes y destruir las líneas de comunicación. Comenzó el bombardeo. Los alemanes se despertaron para ver la mayor flota jamás reunida, que superaba incluso a la de “los Casacas Rojas” para la toma de Cartagena de Indias en el siglo XVIII. En algunas playas, la artillería hizo que la infantería al desembarcar no se encontrara con ningún muro, pero playas como la de Omaha, eran una barraca de tiro al blanco. En cuanto se bajaban las rampas de las lanchas Higgins, los soldados eran acribillados por las ametralladoras, los morteros y las 88mm alemanas que batían la playa causando tremendas bajas. No había donde retirarse, sólo quedaba avanzar. Finalmente, los hombres comenzaron a alcanzar los acantilados, y al atardecer, los aliados habían establecido una cabeza de playa en la costa de Normandía.


Después de todo, el Muro Atlántico no fue lo bastante fuerte para detener a los aliados, pero había tenido éxito en ciertos aspectos. Había retrasado la invasión haciendo ganar tiempo a Hitler. Prolongó la guerra y aumentó los costos asociados a ella, no solo en tanques, armas y aviones, ni en las ciudades destruidas, sino en civiles, soldados y prisioneros. El muro desvió la invasión hacia Normandía, alejando a los aliados de su objetivo final, Alemania. Y en las playas de Normandía, el 6 de Junio de 1944, costó a los hombres su vida. Unas cuatro mil novecientas bajas aliadas en aquel primer día, en su mayoría de la playa de Omaha. Los aliados habían roto la infranqueable barrera en catorce horas. En agosto, llegaron a París. En la primavera de 1945, cruzaron el Rin, en Alemania. Ningún muro pudo defender a los nazis a lo largo de la costa europea, ni pudo resistir las fuerzas de cooperación del Ejército Aliado, ni aguantó una batalla.

Theo Doncel.

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